Tierra mestiza del Yaracuy que descubrió el Pasto Vetiver
Fotorreportaje ecologico por: Nicolas Rodriguez Donoso
Tutora del Trabajo de grado: Ayarí Orellana
Tutora del Trabajo de grado: Ayarí Orellana
Magia, cultura, leyendas y tradiciones mestizas nos sorprenden en la tierra venezolana de Yaracuy. Yaracuy es comunicación de la cultura, es noticia e imagen ecológica emblemática de un país excepcional, Venezuela. En la amplia e interesante perspectiva que da un río navegable como el Río Yaracuy, que desemboca en el Mar Caribe, hasta el tejido de escarpadas colinas que suben hasta el cielo, se tejen historias de piratas, caciques, guerreros, magos , artistas y escritores, que vivieron aquí, entre la tierra y el cielo.
Y para muestra de la riqueza tropical, un botón. La Comunidad de la Montaña es un asentamiento humano ubicado al noreste de la ciudad de San Felipe, a las faldas de los cerros y montañas de la sierra de Aroa. Los cronistas de la Ciudad nos dicen que este sector es la heredad cultural de familias que migraron desde el Valle del Río Yaracuy hasta la falda de las montañas, buscando una nueva vida después del terremoto que afectó a gran parte del territorio de Venezuela en el año 1812. Este espacio fue el refugio de familias que lo habían perdido todo en aquella tragedia épica que afectó al norte de Venezuela, y que tuvo un papel fundamental en los ánimos independentistas de aquellos tiempos. “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca” dijo Simón Bolívar después de aquel terremoto en el que se perdió la República recién declarada. Aquí se forjó el punto de partida para explorar y formar asentamientos agrícolas y ganaderos que se mantendrían muy activos durante unos 50 años en la segunda mitad del siglo XX.
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El
pequeño puente sobre la Quebrada de Agua Viva, nos conecta a un
sector de múltiples riquezas: tierra, agua, bosques maderables, fauna
silvestre, ganado lechero y de carne,cultivos como el café y el cacao y los
frutales, que han sustentado el progreso humano en esta comunidad. ¿El
estilo de vida?.: Al principio Familias de agricultores y ganaderos, asentadas
en granjas pequeñas y minifundios. Luego, a finales del siglo XX y
a principios del XXI, la tierra se comenzó a comercializar como
tenencia municipal, y llegaron nuevas familias. Los nuevos tenedores de la
tierra eran profesionales de diferentes áreas que vinieron a la comunidad para
innovar en negocios de diferente índole, menos agricultura y más urbanidad, y
en el fondo un nuevo espacio de decisiones, un espacio en plena evolución, un
libro viviente que invita a la reflexión sobre el cómo vivir en estrecha
relación y armonía con lo natural, aunque este propósito sea difícil de
alcanzar.
En cierta forma este sector de la montaña es un
abismo, y es un territorio que está en esa frontera, donde seas o no fundador ,
humano o no, la cordillera te afecta, estás al lado de la ciudad, pero
estás al lado de los testigos silenciosos, animales y árboles
centenarios, dentro de un movimiento geológico de millones de
años. Rocky, uno de los perros de la vecindad observa atento
y detiene al tiempo en un solo instante. La mano de un niño detiene su agitado
comportamiento y el ojo fotográfico hace el resto. Muy cerca de todos sus
habitantes silvestres y domésticos las fallas geológicas y los movimientos del
granito y el cuarzo, animados por algunas de las arcillas más fértiles de
Venezuela. La comunidad de la Montaña es una Venezuela en miniatura, por ello
es joven y en pleno aprendizaje. El gran río Yaracuy que depende de esta gran
cuenca, es lo que el Río Nilo en Egipto. Es una tierra en permanente
movimiento y nosotros aquí, como en África desde las montañas de Etiopía, donde
nace el río Nilo.
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En cierta forma este sector de la montaña es un abismo, y es
un territorio que está en esa frontera, donde seas o no fundador , humano o no,
la cordillera te afecta, estás al lado de la ciudad, pero estás al lado de los testigos silenciosos, animales
y árboles centenarios, dentro de un
movimiento geológico de millones de años. Muy cerca de todos sus habitantes silvestres
y domésticos, las fallas geológicas y los movimientos del granito y el cuarzo,
animados por algunas de las arcillas más fértiles de Venezuela. La comunidad de
la Montaña es una Venezuela en miniatura, por ello es joven y en pleno
aprendizaje. El gran río Yaracuy que depende de esta gran cuenca, es lo que el
Río Nilo en Egipto. Es una tierra en
permanente movimiento y nosotros aquí, como en África desde las montañas de
Etiopía, donde nace el río Nilo.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------Los pobladores actuales son alrededor de 300 familias donde los abuelos agricultores coexisten con hijos dedicados a actividades urbanas, que coparticipan con sus abuelos en actividades agrícolas, y está la nueva generación de niños y adolescentes que hacen eco con sus gritos y juegos al pie de la montaña : una verde cordillera que es la divinidad hecha savia fotosintética y lluvia, que alimenta con sus manantiales, la fuerza que abajo tienen los ríos del valle.
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Ocurre algo excepcional en la calle los mangos, una de las calles mencionadas, detrás de la clínica y el nuevo conjunto residencial Caña Dulce, construido en la última década en tierras de la comunidad. David vive en una de las viviendas unifamiliares, junto a sus dos hermanos y su mamá, Teresa. Su minusvalía física supera todos los obstáculos y él es líder bateador en béisbol de calle con pelota de fibra envuelta en media de tela . David batea y se moviliza ágilmente a todas las bases y es un adolescente activo y lleno de ganas de vivir. Todos sus amigos le apoyan y él muestra el valor de sentirse querido por toda una comunidad. La calle es así un centro de drenaje y transformación aquí en la Comunidad de la Montaña.
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La Montaña es una comunidad mestiza en todos los sentidos. Hay mujeres profesionales con el clásico de vida urbana, familia pequeña, uno o dos hijos con educación dirigida y orientada en ese sentido, por motivos culturales o religiosos. Por otro lado, más que todo en la atmósfera rural, hay otros modelos de familias numerosas y embarazos a temprana edad. En cualquiera de las familias destaca el papel de la mujer como líder social, cultural y espiritual de su grupo. Las grandes decisiones comunitarias han sido dirigidas por las mujeres. Así llegó el Vetiver a la montaña, a través de las mujeres.
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Los brotes del Vetiver llegaron como una escuela itinerante desde la Posada Granja Momentos. La Posada, ha sido un tesoro que germinó aquí en la Montaña, dirigida por unos soñadores caraqueños embrujados por el encanto de la naturaleza circundante. Hoy por hoy, uno de los desarrollos agroecoturísticos más valiosos de la ciudad de San Felipe. Desde ese espejo, los posaderos, vislumbraron tierra fértil para sembrar el Vetiver. Así, la cultura de un pasto milenario, germinó no sólo en la tierra fértil, sino en la mente fértil de los niños de esta Tierra de Gracia.
Vetiver: sinónimo de trabajo y amor
para quienes la bregan en La Montaña